miércoles, 29 de agosto de 2012

ni lunes, ni jueves

Buenos días, se dijo mientras se dibujaba una sonrisa en la cara, buenos días a ti también, se respondió con suma alegría, y se fue graciosamente dando saltitos hacía la puerta.
Hoy el día era radiante, no había lluvia, ni había nubes, ni frío, ni vientos, podría decirse que había un exceso de calor, algo bastante normal para la época en la que se hallaba, aún así hoy era un día increíble.
No, no era viernes, ni sábado, ni siquiera domingo, era un jodido y asquerosamente estupendo miércoles, y no, no había quedado con nadie, ni iba a ninguna parte en especial, tampoco le había tocado la lotería, ni se había comprado un perro, ni se había mudado su suegra, ni llovían caramelos de coca-cola.
Un día tan señalado como aquel no tenía nada de especial, ni nada que celebrar, ni nada que no celebrar.
Simplemente era un puñetero miércoles en el que se sentía jodidamente especial.

Y así dando saltitos de alegría se fue a disfrutar de su anodino aunque espectacular miércoles.