lunes, 14 de enero de 2013

alabado sea Dios....

!Alabado sea Dios¡ Dijo mientras blandía su cuchillo. !Alabado sea Dios¡ 
Fue entonces, justo antes de clavar con maestría la afilada hoja, cuando comenzó a recordar todos aquellos momentos junto a ella.
Recordó la primera vez que la vio , fue en una oscura noche de invierno, el viento se solapaba a la piel, y junto a él, el frío helaba hasta llegar al más profundo rincón del más escondido hueso, y allí estaba ella, sentada, esperando el autobús.
Todavía con el cuchillo en la mano, se le esbozó una pequeña sonrisa al recordar las primeras palabras que cruzaron, un simplón y sin apenas fondo "Perdone señorita, pero, ¿Ha pasado ya el 801?".
Aquel amago de sonrisa se convirtió en una carcajada, fueron tan inocentes en aquel primer encuentro...
Y mientras se reía se le olvidó un poco el hecho de que todavía sujetaba el cuchillo con la mano, y con poca maña, y la emoción de la carcajada se le cayó al suelo. Fue entonces cuando pensó que sería mejor acabar con tanta tontería y terminar de realizar el trabajo que estaba haciendo. Entonces se agachó, recogió el cuchillo, y continuó hundiéndolo, cuando este hubo penetrado suficiente, comenzó a deslizarlo, lentamente y con habilidad, hasta que recogió un cacho de materia con la mano.
Mientras ejecutaba esa acción, comenzó a recordar su primer beso, fue en una feria, concretamente, ante el puesto de perritos calientes, no fue algo muy romántico, la noria no se alzaba brillante y esplendorosa por detrás, ni sonaba un minueto acorde a la situación, pero fue el momento más hermoso de toda su vida...
Aquel hermoso pero agrio recuerdo se fue ciñendo a sus entrañas, con fuerza y vigoroso, incesante e intenso hasta que de tan profundo que agarró las tripas de Manuel, de sus pequeños ojos renació una brillante lágrima salada, que corrió sin prisa pero sin pausa por las ya castigadas particularidades faciales de aquel hombre que aún mantenía su corazón en la mano...!Por qué lo hiciste¡ exclamó con tal fuerza que retumbó en todas las paredes, !Por qué tuviste que abandonarme¡ !Todo esto es culpa tuya¡ Y en pleno auge de su furia comenzó a patear todo, a tirar todo cuanto se mantenía en pie, y a llorar como el niño que nunca pudo ser.
Cuando el aire volvió a reconducirse por sus pulmones se levantó, cogió su cuchillo y acabó de despedazar aquel trozo de carne, luego, lo embutió entre dos panes, y se fue al cuarto de estar, allí se sentó en una silla, y comenzó a mirar a su alrededor mientras le propinaba un mordisco a su bocadillo de choped. Luego dejó su tentempié encima de la mesa y pensó como diablos recogería todo aquel desastre.
Se decidió por la fregona, fue a la cocina, pateó todo lo que se encontraba a la altura de sus pies, y finalmente comenzó a fregar. Los esponjosos tentáculos de la fregona se tiñeron de sangre, y poco a poco, fue desapareciendo ese olor a entrañas que invadía la casa. Hasta que finalmente María quedó esplendorosamente recogida en un par de bolsas de basura.
Una vez finalizado el trabajo, retomó su bocata de choped, le asestó dos mordiscos más, y se encendió un cigarro....¿Por qué lo hiciste María?¿Por que tuviste que irte con otro....?
Y levantándose de la silla, alzó la voz hacía los cielos y gritó:

!Alabado sea Dios¡....que te recoja en su seno, hasta que pueda volver a buscarte y llevarte conmigo de nuevo al infierno...

Mi intención con este relato no es revolver el almuerzo de los lectores, si no la de recordar el sufrimiento de todas aquellas mujeres que alguna vez sufrieron, y concienciar a todo ser humano que las personas no somos propiedad de nadie. Evita esto.